Kerrigan:
Estaba agotada por todo lo que había hecho Lilith mover
mis brazos ahora me causaban un gran dolor debido a los cortes que
había hecho con la navaja y que aun sangraban, de pronto se detuvo y se
retiro.
- Ya fue suficiente – Dijo una voz desde las sombras de aquella habitación
- ¿Quién esta ahí? – Pregunte apenas con un poco de aliento
-
Vaya pensé que la gran Kerrigan reconocería mi voz pero supongo que en
las condiciones que te encuentras no puedes hacer ni siquiera eso.
- Vamos cobarde sal de ahí – Grite
- Jajaja tranquilízate – Dijo mientras salía a la luz. Jamás me imagine quien podría estar detrás de todo hasta que lo vi
- Tu – Grite
- Así es, ¿Quién creíste que era?
- Dred ¿Por qué haces esto?
- Sabes demasiado sobre mis pequeños trabajos
- Trabajos que me mandabas a saldar a mi
-
No importa cuanto me odies o grites esta vez si moriras y ese extraño
que tanto te sigue no podrá hacer nada para evitarlo, basta ya de charla
es la hora de que mueras – Dijo con una sonrisa y con un chasquido de
sus dedos ya me tenia rodeada de 6 vampiros encadenados por sus rasgos
no los habían alimentado en muchos días y el olor de mi sangre los tenia
vueltos locos – Bájenla que si está atada no será tan divertido – Dijo
Dred, y apenas termino la frase sus ordenes fueron cumplidas y me
bajaron y desencadenaron, pero apenas tenía fuerza para ponerme en pie.
Cuando
por fin logre mantenerme en pie y logre ponerme en posición de ataque
viendo a la mayoria de los vampiros sedientos de sangre que estaban a mi
alrededor escuche de nuevo que Dred chasqueo los dedos y al segundo
todos los vampiros que estaban encadenados fueron soltados y todos
venían directo hacia mí, comencé a esquivar sus torpes ataques, pero
entre más me movía y más chocaba mis heridas contra ellos más me
lastimaba y más sangraban, poco a poco sus ataques eran más certeros y
mejores, yo realmente no estaba en condiciones de luchar ellos estaban
enloquecidos y llenos de energía por el aroma a sangre – Ya no puedo
más, pero no me puedo rendir – Pensé para mi mientras seguí esquivando y
tratando de atacarlos, mis ataques realmente no eran muy efectivos mi
energía estaba muy baja y no tenía ningún arma con la que pudiera
luchar, llego un momento donde mis músculos ya no pudieron responderme y
uno de los vampiros acertó una mordida en mi brazo, podía sentir como
sus colmillos penetraron mi piel en ese momento solté un grito y caí de
rodillas todo esto lo aprovecharon los demás y comenzaron a morderme,
dos en cada brazo y uno en cada hombro, era un dolor indescriptible,
solo podía escuchar los aplausos de Dred al otro lado de la habitación –
Bravo, bravo, que magnifica batalla – Decía entre risas. Podía sentir
como mi vida se iba en cada gota de sangre que salía de mi cuerpo, en
ese momento lo único que pude hacer fue cerrar mis ojos y esperar el
inevitable final.
Lucian:
Corría... iba a toda la
velocidad que mis piernas me permitían... sentía como el viento pasaba
por mi piel y las ramas de los arboles no eran más que una estela de
luces y sombras, tenía que apresurarme, había cometido un error y ahora
ella estaba en peligro, debía ser rápido debía ser fuerte, debía llegar a
ella antes de que algo malo le pasara...
Recordaba cómo me lo
habían dicho, había caído en la trampa, esa vampiresa buscaba su muerte y
yo se la entregue creyendo que ayudaría a salvarla, fui ingenuo, fui
descuidado, y ahora estaba furioso, furioso conmigo por dejarla, con la
vampiresa por hacer algo así, con los asesinos que me quitaron el tiempo
y furioso con el camino tan largo que tenía que recorrer para
encontrarla, no tenía tiempo...
Corrí por no sé cuánto tiempo
pensando en que podía pasar, preocupado por su bienestar y preocupado
porque sabía que no debía fallar, no sé cuántos kilómetros fueron
corriendo a mi máxima velocidad antes de darme cuenta de mi error, no la
encontraría así, no sabía dónde estaba y a esa velocidad aun si
detectaba su esencia no podría ubicar su origen, me maldije por mi
estupidez y me detuve abruptamente en un claro, había recorrido una
buena distancia y no había revisado por su esencia, pero ahora que me
detenía la podía sentir, podía sentir su esencia, su aroma flotaba en el
aire tenuemente, vagamente pude distinguir la dirección de la que venía
y corrí hacia ese lugar tan rápido como podía manteniendo el rastro,
pasaron unos minutos antes de llegar, no estaba demasiado lejos pero
temía que fuera tarde, estaba su esencia si pero también estaba el aroma
de la sangre en el aire, deseaba que fuera de alguien mas pero dentro
de mi sabía que era poco probable, encontré la entrada a ese lugar
camuflada entre el ambiente y sin pensarlo desenfunde mis dagas y
arremetí contra la puerta de metal, una patada en la cerradura con toda
mi fuerza lograría el trabajo, sabía que si fallaba alertaría a quien
estaba dentro pero no podía usar ningún explosivo o podría dañarla a
ella...
Cerré los ojos un momento para ajustarlos a la oscuridad
que sabía inundaba el lugar de un golpe abrí la puerta, entre
rápidamente aprovechando la ventaja que me daba la luz del dia tras de
mí, debía aprovechar la confusión, había un gran grupo de Vampiros ahí,
había unos que parecía estaban moribundos, como si no hubieran comido y
todos trataban de alimentarse, vi con horror su comida, era ella era
Kerrigan, estaba ensangrentada al centro de ese cuarto rodeada por
vampiros hambrientos que no les importaba quien o que comían solo debían
beber sangre, la rabia me inundo y usando mis dagas con toda la fuerza
que podía me abrí paso a cuchilladas entre ellos, en segundos estaba
rodeado por vampiros que se veían más fuertes que aquellos que trataban
de alimentarse, ninguno de ellos podía estar a cargo eso lo sabía, no
tenían pinta más que de soldados de bajo nivel, el verdadero culpable
había escapado en la confusión, eran más que yo... tal vez eran más
fuertes... pero yo estaba más enojado que todos ellos juntos, tomando
mis dagas con fuerza me lance contra los pocos que quedaban atacando a
Kerrigan y habiendo eliminado al último de ellos me lance contra los
guardias, arremetí con toda la fuerza que podía y la sangre fluía a mi
alrededor, sentía como resbalaba por mi piel y mis dagas, sentía la fría
y al mismo tiempo cálida sensación de la sangre y sabía que esta
batalla no la perdería, estaban desorientados y no podían atacarme bien,
al parecer no esperaban un ataque aquí, aproveche esto tanto como pude y
lanzándome contra los ultimos dos de ellos corte la garganta del
primero y atrape al último desde su espalda cruzando mis dagas frente a
su cuello, sabía que debía obtener respuestas pero mi sed de venganza
pudo más y antes de preguntar algo mis dagas rebanaron su cuello de lado
a lado, caí de rodillas y me quede ahí observando la matanza que había
causado, me acerque lentamente a ella y note su leve pero presente
respiración, su corazón aun latía y ella podía salvarse, tan pronto como
pude detuve la pérdida de sangre de forma rudimentaria y salí de ese
lugar con ella en mis brazos tenía que salvarla y solo había una
persona que conocía que podía curarla, tenía que moverme rápido si
quería que ella viviera, y por el dolor en mi corazón puedo decir, que
la quería viva la quería a salvo... la quería a mi lado.