Polos Opuestos: Almas Gemelas Capitulo 14 - Rescate

Kerrigan:

Estaba agotada por todo lo que había hecho Lilith mover mis brazos ahora me causaban un gran dolor debido a los cortes que había hecho con la navaja y que aun sangraban, de pronto se detuvo y se retiro.

- Ya fue suficiente – Dijo una voz desde las sombras de aquella habitación
- ¿Quién esta ahí? – Pregunte apenas con un poco de aliento
- Vaya pensé que la gran Kerrigan reconocería mi voz pero supongo que en las condiciones que te encuentras no puedes hacer ni siquiera eso.
- Vamos cobarde sal de ahí – Grite
- Jajaja tranquilízate – Dijo mientras salía a la luz. Jamás me imagine quien podría estar detrás de todo hasta que lo vi
- Tu – Grite
- Así es, ¿Quién creíste que era?
- Dred ¿Por qué haces esto?
- Sabes demasiado sobre mis pequeños trabajos
- Trabajos que me mandabas a saldar a mi
- No importa cuanto me odies o grites esta vez si moriras y ese extraño que tanto te sigue no podrá hacer nada para evitarlo, basta ya de charla es la hora de que mueras – Dijo con una sonrisa y con un chasquido de sus dedos ya me tenia rodeada de 6 vampiros encadenados por sus rasgos no los habían alimentado en muchos días y el olor de mi sangre los tenia vueltos locos – Bájenla que si está atada no será tan divertido – Dijo Dred, y apenas termino la frase sus ordenes fueron cumplidas y me bajaron y desencadenaron, pero apenas tenía fuerza para ponerme en pie.

Cuando por fin logre mantenerme en pie y logre ponerme en posición de ataque viendo a la mayoria de los vampiros sedientos de sangre que estaban a mi alrededor escuche de nuevo que Dred chasqueo los dedos y al segundo todos los vampiros que estaban encadenados fueron soltados y todos venían directo hacia mí, comencé a esquivar sus torpes ataques, pero entre más me movía y más chocaba mis heridas contra ellos más me lastimaba y más sangraban, poco a poco sus ataques eran más certeros y mejores, yo realmente no estaba en condiciones de luchar ellos estaban enloquecidos y llenos de energía por el aroma a sangre – Ya no puedo más, pero no me puedo rendir – Pensé para mi mientras seguí esquivando y tratando de atacarlos, mis ataques realmente no eran muy efectivos mi energía estaba muy baja y no tenía ningún arma con la que pudiera luchar, llego un momento donde mis músculos ya no pudieron responderme y uno de los vampiros acertó una mordida en mi brazo, podía sentir como sus colmillos penetraron mi piel en ese momento solté un grito y caí de rodillas todo esto lo aprovecharon los demás y comenzaron a morderme, dos en cada brazo y uno en cada hombro, era un dolor indescriptible, solo podía escuchar los aplausos de Dred al otro lado de la habitación – Bravo, bravo, que magnifica batalla – Decía entre risas. Podía sentir como mi vida se iba en cada gota de sangre que salía de mi cuerpo, en ese momento lo único que pude hacer fue cerrar mis ojos y esperar el inevitable final.

Lucian:

Corría... iba a toda la velocidad que mis piernas me permitían... sentía como el viento pasaba por mi piel y las ramas de los arboles no eran más que una estela de luces y sombras, tenía que apresurarme, había cometido un error y ahora ella estaba en peligro, debía ser rápido debía ser fuerte, debía llegar a ella antes de que algo malo le pasara...

Recordaba cómo me lo habían dicho, había caído en la trampa, esa vampiresa buscaba su muerte y yo se la entregue creyendo que ayudaría a salvarla, fui ingenuo, fui descuidado, y ahora estaba furioso, furioso conmigo por dejarla, con la vampiresa por hacer algo así, con los asesinos que me quitaron el tiempo y furioso con el camino tan largo que tenía que recorrer para encontrarla, no tenía tiempo...

Corrí por no sé cuánto tiempo pensando en que podía pasar, preocupado por su bienestar y preocupado porque sabía que no debía fallar, no sé cuántos kilómetros fueron corriendo a mi máxima velocidad antes de darme cuenta de mi error, no la encontraría así, no sabía dónde estaba y a esa velocidad aun si detectaba su esencia no podría ubicar su origen, me maldije por mi estupidez y me detuve abruptamente en un claro, había recorrido una buena distancia y no había revisado por su esencia, pero ahora que me detenía la podía sentir, podía sentir su esencia, su aroma flotaba en el aire tenuemente, vagamente pude distinguir la dirección de la que venía y corrí hacia ese lugar tan rápido como podía manteniendo el rastro, pasaron unos minutos antes de llegar, no estaba demasiado lejos pero temía que fuera tarde, estaba su esencia si pero también estaba el aroma de la sangre en el aire, deseaba que fuera de alguien mas pero dentro de mi sabía que era poco probable, encontré la entrada a ese lugar camuflada entre el ambiente y sin pensarlo desenfunde mis dagas y arremetí contra la puerta de metal, una patada en la cerradura con toda mi fuerza lograría el trabajo, sabía que si fallaba alertaría a quien estaba dentro pero no podía usar ningún explosivo o podría dañarla a ella...

Cerré los ojos un momento para ajustarlos a la oscuridad que sabía inundaba el lugar de un golpe abrí la puerta, entre rápidamente aprovechando la ventaja que me daba la luz del dia tras de mí, debía aprovechar la confusión, había un gran grupo de Vampiros ahí, había unos que parecía estaban moribundos, como si no hubieran comido y todos trataban de alimentarse, vi con horror su comida, era ella era Kerrigan, estaba ensangrentada al centro de ese cuarto rodeada por vampiros hambrientos que no les importaba quien o que comían solo debían beber sangre, la rabia me inundo y usando mis dagas con toda la fuerza que podía me abrí paso a cuchilladas entre ellos, en segundos estaba rodeado por vampiros que se veían más fuertes que aquellos que trataban de alimentarse, ninguno de ellos podía estar a cargo eso lo sabía, no tenían pinta más que de soldados de bajo nivel, el verdadero culpable había escapado en la confusión, eran más que yo... tal vez eran más fuertes... pero yo estaba más enojado que todos ellos juntos, tomando mis dagas con fuerza me lance contra los pocos que quedaban atacando a Kerrigan y habiendo eliminado al último de ellos me lance contra los guardias, arremetí con toda la fuerza que podía y la sangre fluía a mi alrededor, sentía como resbalaba por mi piel y mis dagas, sentía la fría y al mismo tiempo cálida sensación de la sangre y sabía que esta batalla no la perdería, estaban desorientados y no podían atacarme bien, al parecer no esperaban un ataque aquí, aproveche esto tanto como pude y lanzándome contra los ultimos dos de ellos corte la garganta del primero y atrape al último desde su espalda cruzando mis dagas frente a su cuello, sabía que debía obtener respuestas pero mi sed de venganza pudo más y antes de preguntar algo mis dagas rebanaron su cuello de lado a lado, caí de rodillas y me quede ahí observando la matanza que había causado, me acerque lentamente a ella y note su leve pero presente respiración, su corazón aun latía y ella podía salvarse, tan pronto como pude detuve la pérdida de sangre de forma rudimentaria y salí de ese lugar con ella en mis brazos tenía que salvarla y solo había una persona que conocía que podía curarla, tenía que moverme rápido si quería que ella viviera, y por el dolor en mi corazón puedo decir, que la quería viva la quería a salvo... la quería a mi lado.